Gladiadores de lo tenebroso de Fran Sierra. Una rara avis de poemario imbuido por la libertad de formas y el libertinaje de conceptos que se atropellan y se solapan entre ellos mismos formando una tonalidad batalladora de ideas, mensajes y f�rmulas conceptuales de exposici�n literaria. En esta obra se conjuga una suerte de escritura autom�tica, seca y descarnada con la mordacidad de la mezcla y la remezcla de ingredientes de toda �ndole y condici�n. Ni todos los poetas y literatos gozan del gusto y del favor de la ...
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Gladiadores de lo tenebroso de Fran Sierra. Una rara avis de poemario imbuido por la libertad de formas y el libertinaje de conceptos que se atropellan y se solapan entre ellos mismos formando una tonalidad batalladora de ideas, mensajes y f�rmulas conceptuales de exposici�n literaria. En esta obra se conjuga una suerte de escritura autom�tica, seca y descarnada con la mordacidad de la mezcla y la remezcla de ingredientes de toda �ndole y condici�n. Ni todos los poetas y literatos gozan del gusto y del favor de la estructuraci�n narrativa, ni todos quieren abrazarla. Este es el caso de la biograf�a de Fran Sierra, de la que se puede destacar: el cultivo del aforismo, las reflexiones y su labor po�tica, pict�rica y teatral. Adem�s de ser asiduo asistente a charlas, recitales y reuniones culturales y fundador, editor y gestor de la revista Los Ecos Sumergidos. Todas estas inquietudes redundan en una lucha interna que explosiona en una nube de esquirlas hacia el exterior. En el fragor de la batalla se mueve el poeta entre el ruido de las trincheras y la ca�da de los obuses. Ah�, en ese desconcierto cacof�nico, surgen estos gladiadores que reparten estopa a diestro y siniestro... A lo largo de la historia de la literatura, tanto en prosa como en verso, han surgido numerosos autores que se han salido de la corriente literaria que les correspond�a. Esta disonancia ha tenido como resultado que algunos que se resist�an a seguir el camino de la moda de su tiempo hayan podido liberarse de las cadenas estructurales que marcaban su generaci�n. De esta manera, estos versos libres pudieron (y pueden) tomar riesgos, alternativas y nuevas inventivas. La exploraci�n de estas nuevas sendas, en un tiempo que nos les tocaba, han ocasionado tanto el favor del p�blico como una legi�n de detractores. Algunos se quedaron en simples an�cdotas individualistas otros, en cambio, abrieron nuevas v�as conceptuales que con el tiempo se instalar�an e, incluso, ensanchar�an el panorama cultural del momento. As� es como Fran Sierra y sus tenebrosos gladiadores blanden sus armas y exponen sus cartas sobre la mesa a sabiendas de que su estilo no casa con el discurso predominante de las letras actuales. El lector encontrar� en estas poco m�s de cien p�ginas de composiciones ecl�cticas y briosas, un buen n�mero de recodos, giros imposibles y engarces de la m�s pura literatura creativa que le pondr�n a prueba. El hilo conductor de cada composici�n conectiva congrega un razonamiento interno dif�cil de normalizar y, por lo tanto, poco asequible por la v�a tradicional de la comprensi�n lectora. Fran Sierra se muestra esquivo y saltar�n cual ni�o que cambia de tema con la naturalidad de la inocencia sin obligarse a hilar con rigor cualquier tipo de discurso o postulado. Gladiadores de lo tenebroso transita por una senda salpimentada con las esquirlas de lo poco com�n y los ramalazos de la deconstrucci�n de conceptos, ideas, exposiciones y enunciados. El presente poemario hierve de la excitaci�n del momento presente y se reivindica con esputos afiligranados contra los fuertes muros de empalizadas herm�ticas y templos matem�ticos. Gladiadores de lo tenebroso despierta del letargo, a fogonazos, a propios y extra�os con una bater�a directa y sin concesiones en la que el espectador intentar� atrapar al vuelo aquello que pueda aunque le faltar�n manos para atar las piezas del puzle que propone el autor. Mucho se quedar� por el camino, otro tanto ser� rescatado de aguas ponzo�osas y, por �ltimo, algunas partes engranar�n a la perfecci�n con el mundo apocal�ptico, displicente y contradictorio en el que vivimos. En cualquier caso, ser� el lector el que tendr� que indicar si el picahielos lo ha
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