AL SR. D. FEDERICO VARELA Ger�n rey de Siracusa, inmortalizado e sonoros versos griegos, ten�a un huerto privilejiado por favor de los dioses, huerto de tierra ub�rrima que fecundaba el gran sol. En �l permit�a a muchos cultivadores que llegasen a sembrar sus granos y sus plantas. Hab�a laureles verdes y gloriosos, cedros fragantes, rosas encendidas, trigo de oro, sin faltar yerbas pobres que arrostraban la paciencia de Ger�n. No s� que sembrar�a Te�crito, pero creo que fue un citiso y un rosal. Se�or, ...
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AL SR. D. FEDERICO VARELA Ger�n rey de Siracusa, inmortalizado e sonoros versos griegos, ten�a un huerto privilejiado por favor de los dioses, huerto de tierra ub�rrima que fecundaba el gran sol. En �l permit�a a muchos cultivadores que llegasen a sembrar sus granos y sus plantas. Hab�a laureles verdes y gloriosos, cedros fragantes, rosas encendidas, trigo de oro, sin faltar yerbas pobres que arrostraban la paciencia de Ger�n. No s� que sembrar�a Te�crito, pero creo que fue un citiso y un rosal. Se�or, permitid que junto a una de las encinas de vuestro huerto, extienda mi enredadera de camp�nulas. R. D.
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