A las cuatro de la tarde, la chiquiller�a de la escuela p�blica de la plazuela del Lim�n sali� atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. Ning�n himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la ense�anza elemental al soltar el grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando.
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A las cuatro de la tarde, la chiquiller�a de la escuela p�blica de la plazuela del Lim�n sali� atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. Ning�n himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la ense�anza elemental al soltar el grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando.
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