Despu�s de Azul... despu�s de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intenci�n, entusiasmo sonoro y envidia subterr�nea, -todo bella cosecha- solicitaron lo que, en conciencia, no he cre�do fructuoso ni oportuno: un manifiesto. Ni fructuoso ni oportuno: a) Por la absoluta falta de elevaci�n mental de la mayor�a pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, ...
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Despu�s de Azul... despu�s de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intenci�n, entusiasmo sonoro y envidia subterr�nea, -todo bella cosecha- solicitaron lo que, en conciencia, no he cre�do fructuoso ni oportuno: un manifiesto. Ni fructuoso ni oportuno: a) Por la absoluta falta de elevaci�n mental de la mayor�a pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, profesor, acad�mico correspondiente de la Real Academia Espa�ola, periodista, abogado, poeta, rastaquouer. b) Porque la obra colectiva de los nuevos de Am�rica es a�n vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran. c) Porque proclamando, como proclamo, una est�tica acr�tica, la imposici�n de un modelo o de un c�digo, implicar�a una contradicci�n. Yo no tengo literatura "m�a" - como lo ha manifestado una magistral autoridad-, para marcar el rumbo de los dem�s: mi literatura es m�a en m�-; quien siga servilmente mis huellas perder� su tesoro personal y, paje o esclavo, no podr� ocultar sello o librea.
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