No hay claroscuros en "Y todo a media luz" de Teresa R. Medina Rodr�quez, este pariente cercano a la tradici�n cuent�stica cubana del pasado y presente siglo, donde las fibras de lo real maravilloso perviven absorbidas dentro de una atm�sfera que nace de la brisa del mar cercano y el intramuros de una ciudad, de un estilo escatol�gico, a menudo violenta, inmoral, con historias de desilusiones pasivas, dentro del caos que la ciudad en si evoca. Teresa en la ausencia de todo encuentra la sencillez, la serenidad y el ...
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No hay claroscuros en "Y todo a media luz" de Teresa R. Medina Rodr�quez, este pariente cercano a la tradici�n cuent�stica cubana del pasado y presente siglo, donde las fibras de lo real maravilloso perviven absorbidas dentro de una atm�sfera que nace de la brisa del mar cercano y el intramuros de una ciudad, de un estilo escatol�gico, a menudo violenta, inmoral, con historias de desilusiones pasivas, dentro del caos que la ciudad en si evoca. Teresa en la ausencia de todo encuentra la sencillez, la serenidad y el valor para contar esas historias tropicales, incestuosas, extravagantes, llenas de celebraciones al cuerpo, al misterio de la vida, a la alegr�a del presente, porque el futuro es incierto, y por supuesto rebosantes de amor, un amor sin juegos de palabras, sin malabarismos, sin experimentos del verbo, vertiginoso y cotidiano que nos hace querer estar all� codo a codo, con sus personajes, escucharlos decir las frases del cubano t�pico, que solo se encuentran en la sobrevivencia y en las texturas de una sociedad repleta de sabores, mezclas grotescas y fant�sticas, nacidas bajo el signo de la desmesura, de la hip�rbole, del exceso, del colmo y la demas�a. Eduardo Ren� Casanova EaloEditorial Primigenios
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