Gald�s se compromete en La desheredada con la realidad para transcenderla, mostr�ndonos el bajo mundo de nuestras ilusiones, oculto por el conformismo impuesto por las normas de conducta sociales, seguros frenos del imaginar humano, la facultad cuyo funcionamiento sugiri� el sentido de la palabra libertad. En La desheredada Gald�s manifiesta, por primera vez, una clara autoconciencia del novelar, completo control de sus facultades narrativas.
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Gald�s se compromete en La desheredada con la realidad para transcenderla, mostr�ndonos el bajo mundo de nuestras ilusiones, oculto por el conformismo impuesto por las normas de conducta sociales, seguros frenos del imaginar humano, la facultad cuyo funcionamiento sugiri� el sentido de la palabra libertad. En La desheredada Gald�s manifiesta, por primera vez, una clara autoconciencia del novelar, completo control de sus facultades narrativas.
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