Al finalizar la lectura del poemario, el lector percibir??? la sutil intenci???n de L???pez Carralero en honrar a Dulce Mar???a Loynaz; antes se adentrar??? en el desprendimiento impersonal de los efectos de lo irrelevante que puede ser lo desigual, el enga???o o la decepci???n; para erguirse fortalecido, rechazando lo falso y lo que no le pertenece, para regresar m???s de una vez a beber energ???a del texto que marca pautas sobre c???mo recomenzar.Pudiera pensarse en la presencia de muchos cuestionamientos, sin ser ...
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Al finalizar la lectura del poemario, el lector percibir??? la sutil intenci???n de L???pez Carralero en honrar a Dulce Mar???a Loynaz; antes se adentrar??? en el desprendimiento impersonal de los efectos de lo irrelevante que puede ser lo desigual, el enga???o o la decepci???n; para erguirse fortalecido, rechazando lo falso y lo que no le pertenece, para regresar m???s de una vez a beber energ???a del texto que marca pautas sobre c???mo recomenzar.Pudiera pensarse en la presencia de muchos cuestionamientos, sin ser necesariamente existencialistas, nada queda inconcluso, todos encuentran respuestas, en lo profundo de la meditaci???n espiritual, en la defensa del espacio, m???s all??? de lo f???sico, al que cada persona tiene derecho para estar consigo mismo, primero, y dejar entrar solo a aquellos que ayuden a crecer. Las herramientas est???n, cada cual construir??? su propio refugio, donde no hay espacio para lamentarse.Dios..., no para todos el mismo, unas veces clamado, otras impugnado, se bosqueja como la broza remanente de reconcomios fragmentados, sobre la que se yergue la expectaci???n de enmendar el pasado, cargar con ???l y vivir con bizarr???a, sin lugar para la aprensi???n. Con este poemario nunca se est??? hosco.JORGE BOUZA GARC???A
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