La vinculaci???n de hombres y mujeres con el mercado de trabajo ha sido hist???ricamente distinta, con consecuencias particulares en sus opciones y conductas. Mientras el mercado ha sido asociado con la vida p???blica y la "masculinidad", a las mujeres se las ha relacionado con la naturaleza, frecuentemente en forma esencialista en lugar de considerar la feminidad como resultado de construcciones hist???ricas, construcciones que tuvieron un gran impacto en el significado del g???nero. La construcci???n de las dos esferas ...
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La vinculaci???n de hombres y mujeres con el mercado de trabajo ha sido hist???ricamente distinta, con consecuencias particulares en sus opciones y conductas. Mientras el mercado ha sido asociado con la vida p???blica y la "masculinidad", a las mujeres se las ha relacionado con la naturaleza, frecuentemente en forma esencialista en lugar de considerar la feminidad como resultado de construcciones hist???ricas, construcciones que tuvieron un gran impacto en el significado del g???nero. La construcci???n de las dos esferas sociales bien diferenciadas, el mundo de la producci???n y el trabajo y el mundo de la casa y la familia, marca una diferenciaci???n en los ritmos cotidianos, espacios y tiempos, expresados en el salir a trabajar. Una distinci???n que comenz??? a efectivizarse a partir de la revoluci???n industrial y que trajo aparejada la separaci???n del lugar de la producci???n, cambiando las condiciones de desarrollo de la familia, instalando una clara divisi???n del trabajo entre sus miembros, en donde las expectativas sociales diferentes demarcaron los lugares asignados, para el hombre el trabajo en el "afuera", para la mujer la responsabilidad de la domesticidad.
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