En Memorias del agua es el agua negra de la noche la que ha perdido sus colores o los custodia, ocultos con el mayor de los celos y a???n as??? es visible, lo que esta poes???a nos allega. Es el agua de las visiones nocturnas, los sue???os, ya inquietantes, ya pacificadores por premonici???n o melancol???a, verdaderos (y por tanto prof???ticos) o enga???osos, la que aqu??? nos revela su memoria. Dos son las puertas del sue???o, ya lo sabemos. Aqu??? Jacinto Fombona Iribarren nos las muestra. Y deja que la fluorescencia ...
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En Memorias del agua es el agua negra de la noche la que ha perdido sus colores o los custodia, ocultos con el mayor de los celos y a???n as??? es visible, lo que esta poes???a nos allega. Es el agua de las visiones nocturnas, los sue???os, ya inquietantes, ya pacificadores por premonici???n o melancol???a, verdaderos (y por tanto prof???ticos) o enga???osos, la que aqu??? nos revela su memoria. Dos son las puertas del sue???o, ya lo sabemos. Aqu??? Jacinto Fombona Iribarren nos las muestra. Y deja que la fluorescencia dulce, nunca estridente, de varios de los textos, nos sirva de clave para reconocer los sue???os verdaderos, los de la puerta fiel, la de cuerno, la de apariencia menos halag???e???a. Y entonces, con el s???bito rel???mpago de una garza demorada en las aguas anochecidas, cruz blanca, cada color del alma se recuerda o va revel???ndose, con el verde olvidado del oto???o como fondo ineludible. Luis Gerardo M???rmol
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