Una de las caracter???sticas sorprendentes de la pandemia fue su repentino estallido y su igualmente s???bito declive, como una llama que consume material altamente combustible, y se apaga tan pronto como se agota el suministro del material. Hay toda raz???n para creer que, en cuesti???n de semanas desde su aparici???n, la infecci???n se hallaba universalmente presente en la nariz y garganta de las personas, diseminada por innumerables portadores mediante las peque???as gotas de saliva que expulsaban por boca o nariz al ...
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Una de las caracter???sticas sorprendentes de la pandemia fue su repentino estallido y su igualmente s???bito declive, como una llama que consume material altamente combustible, y se apaga tan pronto como se agota el suministro del material. Hay toda raz???n para creer que, en cuesti???n de semanas desde su aparici???n, la infecci???n se hallaba universalmente presente en la nariz y garganta de las personas, diseminada por innumerables portadores mediante las peque???as gotas de saliva que expulsaban por boca o nariz al hablar y, adem???s, por la tos y estornudos de los enfermos. La susceptibilidad era general, aunque variaba mucho en grado. Entre los que escaparon de una enfermedad bien marcada, hay pocos que no recuerden haber tenido la nariz tapada o aguada, ardor en la garganta, o tos, o dolores y molestias, en alg???n momento durante el per???odo de prevalencia de la enfermedad, lo que probablemente representa el precio que tales personas pagaron por su inmunizaci???n. El hecho de que en algunas familias todos los miembros desarrollaron la enfermedad en forma bien marcada, mientras que en otras no hubo un solo caso definitivo, aunque se hubiera producido exposici???n a la infecci???n, demostr??? que la relaci???n sangu???nea ten???a algo que ver con la susceptibilidad. Los muy viejos y los muy j???venes se mostraron, en general, menos susceptibles. - Doctor Bernard Fantus En muchos sentidos, es dif???cil para las personas que viven actualmente en pa???ses del Primer Mundo concebir una pandemia que arrase en todo el mundo matando a millones de personas, y es incluso m???s dif???cil creer que algo tan com???n como la influenza pueda causar enfermedad y muerte en tal extensi???n. Si bien la gripe todav???a cobra cientos o miles de vidas cada a???o, la mayor???a se trata de personas muy j???venes o muy ancianas, o enfermas con algo m???s que ya los hab???a debilitado. En efecto, la mayor???a de la gente contrae la influenza al menos una vez, y muchas padecen gripe varias veces en su vida y la sobreviven con una m???nima cantidad de atenci???n m???dica. En 1918, el mundo estaba todav???a inmerso en la Gran Guerra, el conflicto m???s mortal en la historia humana hasta ese momento, pero si bien la Primera Guerra Mundial ser???a un evento catastr???fico, superado solo por la Segunda Guerra Mundial, un brote de influenza sin precedentes ese mismo a???o infligi??? bajas que har???an palidecer ambas guerras en comparaci???n. Una enfermedad, o m???s probablemente una colecci???n de enfermedades, la influenza o gripe "espa???ola" se propag??? r???pidamente por todo el mundo y puede haber matado a m???s de cien millones de personas, diezmando poblaciones en pa???ses desarrollados y posiblemente eliminando hasta el 5% de la poblaci???n mundial. En cualquier caso, la guerra en curso y la censura mantenida por los pa???ses en ella involucrados pueden haber resultado en que se subestimaran las cifras reales de muertes, en funci???n de la forma en que se clasificaron las muertes de los soldados. Puede que la Primera Guerra Mundial haya distra???do a la gente sobre la naturaleza sin precedentes del brote, pero el aspecto m???s alarmante del brote de 1918 fue la naturaleza indiscriminada en la que la enfermedad atac??? a j???venes y viejos, saludables y no saludables, ricos y pobres por igual. De hecho, el popular nombre para el brote fue una referencia al hecho de que el propio rey de Espa???a fue afectado por la enfermedad. Mientras que ???l y el presidente estadounidense Woodrow Wilson pudieron sobrevivir, la ex Primera Dama, Lady Rose Cleveland, no lo hizo. La pasmosa cantidad de muert
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