Pulcro y rollizo; suave y risue???o, y, al mismo tiempo, solemne y espetado; vulgar obscuro de meollo; rico, hu???rfano y libre; sin nervios ni hieles en el cuerpo, ni se???al de polvo de las aulas en la ropa; vicioso a la chita callando; enamorado de su estampa, de su talento, de su elocuencia, y especialmente de los timbres de su linaje, y dej???ndose correr, con todas estas ventajas, a lo largo de la vida en lo m???s substancioso de ella, sin otros fines que el regalo de la querida persona, con la satisfacci???n de todos ...
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Pulcro y rollizo; suave y risue???o, y, al mismo tiempo, solemne y espetado; vulgar obscuro de meollo; rico, hu???rfano y libre; sin nervios ni hieles en el cuerpo, ni se???al de polvo de las aulas en la ropa; vicioso a la chita callando; enamorado de su estampa, de su talento, de su elocuencia, y especialmente de los timbres de su linaje, y dej???ndose correr, con todas estas ventajas, a lo largo de la vida en lo m???s substancioso de ella, sin otros fines que el regalo de la querida persona, con la satisfacci???n de todos los apetitos, pero sin prefacios de grandes desvelos, ni ep???logos de inc???modas harturas... eso era el caballero marqu???s de Mont???lvez (t???tulo con polillas, de puro rancio); eso era en los tiempos de su mocedad; y as??? fue tirando el pobre, sin visible quebranto en la salud, aunque con muchos y muy gordos en el caudal, hasta que le apuntaron la calvicie en el cogote y la pata de gallo en los ojos. Entonces se decidi??? a casarse; y contra lo que era de esperar de sus devociones y pujos aristocr???ticos, parti??? su blasonado lecho con la hija ???nica de un rico ex contratista de carreteras y suministros, rozagante y frescachona, eso s???, pero no tan hermosa, seguramente, como ???l la pintaba, quiz???s en su empe???o de justificar con la ley irresistible de una pasi???n desinteresada, una ca???da desde lo m???s alto de las cumbres de su vanidad. El mundo, del cual era el marqu???s uno de los m???s brillantes sustent???culos, lo vela muy de otro modo; pero el reci???n casado no paraba mientes en ello, o fing???a no pararlas. Lo cierto es que la hija del rico ex contratista hac???a a maravilla el papel de marquesa; que el marqu???s aliment??? no poco la extenuada corriente de sus caudales con el copioso manantial del bols???n de su suegro; que ???ste parec???a muy complacido viendo c???mo luc???an sus prodigalidades en la flamante jerarqu???a de su hija; que la encopetada sociedad de la corte, a pesar de sus escr???pulos y reparos de estirpe, propalados de oreja en oreja a escondidas de los despellejados, abr???a d
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