Si el lenguaje es una suerte de ventana que mira hacia el presente y la materia del mundo, la poes???a debe ser una puerta. Juan Carlos Olivas lo sabe y lo reafirma: estos poemas son puertas abiertas que, lejos de permitir un simple vistazo a las cordilleras de la realidad, nos conducen, casi con una duke obligaci???n, hacia un territorio -espacio y tiempo- donde los significados se rehacen y las palabras se limpian el barro para presentarse como escalones limpios en los que se refleja -durante su tortuoso y tierno ascenso- ...
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Si el lenguaje es una suerte de ventana que mira hacia el presente y la materia del mundo, la poes???a debe ser una puerta. Juan Carlos Olivas lo sabe y lo reafirma: estos poemas son puertas abiertas que, lejos de permitir un simple vistazo a las cordilleras de la realidad, nos conducen, casi con una duke obligaci???n, hacia un territorio -espacio y tiempo- donde los significados se rehacen y las palabras se limpian el barro para presentarse como escalones limpios en los que se refleja -durante su tortuoso y tierno ascenso- el lector. En ese territorio, el idioma de Juan Carlos Olivas pule los colores de la noche, invoca a dios en el sonido de una bala, reta a la muerte en el frio que envuelve una min???scula taza de t???. Es la Necesidad el m???s grande de los territorios: y en lugar de evitarlo, Olivas nos dice que debemos vivirlo. Juan Carlos extiende dentro de su sujeto po???tico - y, consecuentemente, dentro de nosotros- el valle infinito de la necesidad, donde el sol del miedo no se oculta, y donde tampoco se ocultan las nubes de la feliz sospecha. En esta patria, recordamos la necesidad de ser y no ser peque???os, la necesidad de callar y de murmurar bajo las rocas, la necesidad de creer y la necesidad del escepticismo. Juan Carlos Olivas -una de las voces, sin duda, mas salidas e importantes de la l???rica latinoamericana- nos da una certeza: ante la necesidad, esta la poes???a que tambi???n es un territorio donde la chispa de la vida se convierte en un proyectil, enfurecido e imperceptible. Este libro es, claramente, la evidencia de que Antonio Gamoneda estaba en lo cierto cuando afirm??? que la poes???a "no es territorio para cobardes". JUAN SU???REZ PROANO
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