En las oficinas, acodado contra la saliente de un ventanillo, sobre el cual pintaron con negro la palabra JORNALES, recoge los suyos un hombre de piernas recias y ancha espalda. Bajo la chaqueta, se dibujan poderosos los m???sculos del b???ceps; los de la pantorrilla se apelotonan tras el remendado pantal???n, poni???ndole a punto de estallar, cuando las piernas hacen firme. La cabeza del minero, embutida en el semic???rculo que traza el ventanillo apenas descubre ???speros remolinos de la barba azabache; un sombrero ancho, ...
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En las oficinas, acodado contra la saliente de un ventanillo, sobre el cual pintaron con negro la palabra JORNALES, recoge los suyos un hombre de piernas recias y ancha espalda. Bajo la chaqueta, se dibujan poderosos los m???sculos del b???ceps; los de la pantorrilla se apelotonan tras el remendado pantal???n, poni???ndole a punto de estallar, cuando las piernas hacen firme. La cabeza del minero, embutida en el semic???rculo que traza el ventanillo apenas descubre ???speros remolinos de la barba azabache; un sombrero ancho, con repujadura de mugre, cae a ras de su nuca; por ella se desparraman mechones rebeldes que se retuercen hacia arriba, para componer tufos encima de la oreja. Cuatro manos vienen y van por una tabla que, interiormente, angula el ventanillo. Dos de estas manos, las que se mueven m???s adentro, p???lidas, blanduchas, apilan en la tabla monedas; las otras dos manos, deshechuradas y callosas, cuentan las monedas y las hacen rebotar sobre el mostrador, una a una. Cuando rebota la ???ltima, la mano izquierda del minero sale del ventanillo y desaparece en los repliegues de la faja; vuelve a aparecer, extendiendo un pa???uelo de hierbas; va el pa???uelo a la faja, repleto de medias pesetas, pesetas y duros, y el hombre, apoy???ndose en los codos, endereza el busto dando frente a una puerta, por cuya vidriera, alambrada y sucia, se ciernen los rayos solares en ???tomos plomizos. Aquella media luz recorta fant???sticamente la imagen del minero. Su cuerpo erguido, apoyado en las piernas, deja ver por la camiseta desabrochada un pecho velludo y un cuello de c???clope; sobre ???l posa con arrogancia la cabeza, mostrando, entre las mara???as de la barba y del pelo, dos grandes ojos verdes que relampaguean bajo unos cejales endrinos, una corva nariz; y unos labios que se contraen, descubriendo los dientes blancos, puntiagudos y cabales.
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