Queridos amigos: Heme aqu??? transportado de la noche a la ma???ana a mi escondido valle de Veruela; heme aqu??? instalado de nuevo en el oscuro rinc???n del cual sal??? por un momento para tener el gusto de estrecharos la mano una vez m???s, fumar un cigarro juntos, charlar un poco y recordar las agradables, aunque inquietas, horas de mi antigua vida. Cuando se deja una ciudad por otra, particularmente hoy, que todos los grandes centros de poblaci???n se parecen, apenas se percibe el aislamiento en que nos encontramos, ...
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Queridos amigos: Heme aqu??? transportado de la noche a la ma???ana a mi escondido valle de Veruela; heme aqu??? instalado de nuevo en el oscuro rinc???n del cual sal??? por un momento para tener el gusto de estrecharos la mano una vez m???s, fumar un cigarro juntos, charlar un poco y recordar las agradables, aunque inquietas, horas de mi antigua vida. Cuando se deja una ciudad por otra, particularmente hoy, que todos los grandes centros de poblaci???n se parecen, apenas se percibe el aislamiento en que nos encontramos, antoj???ndosenos, al ver la identidad de los edificios, los trajes y las costumbres, que al volver la primera esquina vamos a hallar la casa a que concurr???amos, las personas que estim???bamos, las gentes a quienes ten???amos costumbre de ver y hablar de continuo. En el fondo de este valle, cuya melanc???lica belleza impresiona profundamente, cuyo eterno silencio agrada y sobrecoge a la vez, dir???ase, por el contrario, que los montes que lo cierran como un valladar inaccesible, nos separan por completo del mundo. ???Tan notable es el contraste de cuanto se ofrece a nuestros ojos; tan vagos y perdidos quedan al confundirse entre la multitud de nuevas ideas y sensaciones los recuerdos de las cosas m???s recientes!
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