Laguna es una ciudad alegre, blanca toda y metida en un cuadro de verdura. Rod�anla anchos prados pantanosos; por Oriente le besa las antiguas murallas un r�o que describe delante del pueblo una ese, como quien hace una pirueta, y que despu�s, en seguida, se para en un remanso, yo creo que para pintar en un reflejo la ciudad hermosa, de quien est� enamorado. Bordan el horizonte bosques seculares de encinas y casta�os por un lado, y por otro, crestas de alt�simas monta�as, muy lejanas y cubiertas de nieve. El ...
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Laguna es una ciudad alegre, blanca toda y metida en un cuadro de verdura. Rod�anla anchos prados pantanosos; por Oriente le besa las antiguas murallas un r�o que describe delante del pueblo una ese, como quien hace una pirueta, y que despu�s, en seguida, se para en un remanso, yo creo que para pintar en un reflejo la ciudad hermosa, de quien est� enamorado. Bordan el horizonte bosques seculares de encinas y casta�os por un lado, y por otro, crestas de alt�simas monta�as, muy lejanas y cubiertas de nieve. El paisaje que se contempla desde la torre de la colegiata no tiene m�s defecto que el de parecer amanerado y casi, casi, de abanico. El pueblo, por dentro, es tambi�n risue�o, y como est� tan blanco, parece limpio. De las veinte mil almas que, sin distinguir de clases, atribuye la estad�stica oficial a Laguna, bien se puede decir que diecinueve mil son alegres, como unas sonajas. No se ha visto en Espa�a pueblo m�s bullanguero ni donde se muera m�s gente.
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